Quiero ofrecer de mí lo que más puedo, un hombro inmediato y sostenido, acaso mi constancia , un vallado aunque recio, casi sutil, imperceptible.
Una palabra fresca, alguna letra, un verso mi mano tibia y pronta, mi oído atento y casto.
No es bueno amiga mía, que estés lejana
No te exilies ahora, en el tiempo naciente, en el que apenas llega frondosa y pulcra mi amistad tesonera.
Para alcanzar tu estima y que no huyas, mi senda es de vértices, de cumbres empinadas.
Mi pericia, un castillo de naipe y viento de playa y puedo.
Es cierto amiga mía, mira que es cierto
Mi prudencia, una mariposa tosca y neófita mi tacto, una llovizna de rayos espontáneos, casi insospechados
Mi intención, una delgada línea entre tu simpatía y tu pensamiento, una mistad, entiendo, quizás eso mujer, tan sólo eso.
Me interesa siempre en ti, tus ojos fijos, grandes, tus ojos luminosos y eternos.
Me interesa siempre en ti, una sonrisa, tu suave palabra sitiándome el silencio.
Y luego el eco, un recuerdo empotrado, Inapelable; es eso, tu voz hola, tu voz que no pasa, que no cambia, que no cesa
Para alcanzar tu paz y que me mires, Construiré pertinaz un puente, una leyenda, una esfera de tierra y aire, de mar y cantos de Dios y fuego.
La mesa, un alimento, una oración, las bendiciones
Hoy es tu día, pero también tu noche, tu año, a lo mejor tu vida, eres tu toda, sin tiempos, sin motivos...
Quiero ofrecer demi, amiga mia...
No hay comentarios:
Publicar un comentario