viernes, 17 de octubre de 2008

EL AMOR AMOR


Es mi estribo. A veces siento su entusiasmo como una avalancha que mitiga la angustia de mi instante de miedos. Tengo un verso en los labios que inventé para Elena. Tal vez su nobleza me atrapa con un lazo implacable.
La he visto romper el trajinar del pueblo. Las calles, soleadas y lánguidas son bajo sus pies como paisajes de selvas deslumbrantes. A los lados las miradas refulgen como lechuzas de un sendero nocturno. ¡Es tan bella y excelsa!
Cuando es el tiempo de su angustia, aliento su desierto sentenciado. Como un remoto mundo de volcanes suelen asaltar los tropiezos a su telescopio de esperanzas.

La desciendo de su pena encumbrada, la quiero, la llevo por los campos sembrados, por los ríos sigilosos con sus peces secretos.
Bailamos. Me abraza y sus manos enfundan mi cuello. En esta hora es más pueril y frágil. Se ciñe a mi pecho y soy un castillo amurallado, invulnerable. Mis manos son dos grandes contenedores sobre su cintura noble y ligera, febril y tenue.
Nos asimos segundos inmortales, soñamos, soñamos, tememos.

1 comentario:

Sanmi dijo...

Como dicen por ahí, el amor es un "mal necesario".
Estaré pasando por aquí...